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viernes, 5 de agosto de 2011

El medidor de chichos...



 Las buenas noticias hay que celebrarlas, pero por supuesto, que luego de realizarme "La pruebita de farmacia" y que el resultado me tiene un poco más feliz de lo usual, estoy celebra que te celebra.  Deberían realizar tarjetas postales diciendo "Felicidades amiga, has salido negativo y tú vida va a ser maravillosa"  "Bienvenida al club de las que disfrutan la vida" y "Sin llantos y mocos tu vida está mucho mejor"; pero bueno, debido a que nadie me ha felicitado por no estar embarazada...

He decidido comenzar una nueva etapa en mi vida, es que estaba cansada de ir a la playa y llevarme toda la tela posible para tapar esos  "chichitos" que con tanto esfuerzo he ganado.  Ya sabiendo, que los chichos no me los ha ocasionado algo no planificado, o sea, todo lo contrario; me lo ha ocasionado todo lo que he planificado.  Estas libritas se deben a la planificación de "chinchorrear" con las del beauty, a la planificación de aceptar invitaciones a todos los restaurantes y probar de todo y sin ningún tipo de remordimientos...

Se ha terminado el verano y es la mejor época para cumplir una resolución, sí, la primera que escribí en la lista aquel 31 de diciembre (ir al gimnasio); es que luego de diciembre, llegaron los reyes con mucho coquito, las octavitas con ron y anís, febrero con chocolates, en fin.... que ha llegado Agosto y sigo igual o peor, no es que esté en sobrepeso, nada que no se pueda ocultar con el negro, pero una tiene que cuidarse y luego de ir a la playa y romperse el bikini en el amarre de la parte trasera delante de mi archi-enemiga (luego les cuento) creo que hay que tomar decisiones.

He ido al gimnasio y me dijeron que tendría un día de "prueba', realmente deberían llamarlo "un día humillante".  Por supuesto, el primer día me pesaron, creo que la pesa tenía problemas de inclinación porque seguía moviendose y moviendose hacia un número horrible, me tomaron la presión y sacaron unas "pinzas" y con ellas me agarraron "un chicho", ellos dicen que para medir el nivel de grasa en el cuerpo, yo digo que fue la humillación más grande de mi vida (bueno, la segunda, porque la primera fue cuando baile "shaky morena, shaky morena en 6to grado delante del nene más bello de la escuela) cada vez que veía mi chicho presionado entre pinza y pinza recordaba todos los momentos humillantes de mi infancia...

Luego de tan traumatizante humillación me pusieron a correr al lado de Doña Ana (mi vecina de 65 años), y me dijeron que corriera por media hora, por supuesto que Doña Ana corría fresquita y yo tratando de ver a la velocidad que iba y entender porque no se veía agotada, seguí subiendo la velocidad  y entre tantas ganas de curiosear seguí rodando hasta que la maquina me ha dejado en el suelo (a lo mejor estaba dañada), pero creo que eso no pensó Doña Ana, que rapidamente llamó al entrenador quien muy interesado llegó con su kit de primeros auxilios y con su expediente de "Lety" o sea, yoooo.  Luego de sentarme, darme agua y revisar mis papeles me dijo muy amablemente -¿Puedes levantarte nuevamente la camisa? Necesito revisar unos números (y yo pensé que a lo mejor, ya había bajado un poco el peso, despues del "guatapanazo") y en adelante me mostró con una hermosa sonrisa lo que deseaba revisar.... en su mano derecha "el medidor de chichos".